Nayma Consultores es un emprendimiento iniciado por una dupla madre – hija. Nancy Aguirre, además de colega y socia es madre de Mariela Llovera. Hoy, en honor a todas las madres, queremos compartir esas 9 lecciones de vida que mamá Nancy me dejó y espero que les sirvan de inspiración.
1. Hablar con la gente
En vez de enseñarme a no hablar con extraños, Nancy me enseñó a distinguir entre personas confiables y no confiables. Es algo que aplico con más o menos éxito en la vida porque, como a todos, también he caído con personas que parecen confiables y terminan por no serlo. Como adulto joven, cuando recién comenzaba la universidad, el saber comunicarme con otras personas fue clave para poder aprender a moverme el campus universitario, lidiar con los trámites administrativos y académicos, así como relacionarme y hacer nuevos conocidos.
Ser capaz de hablar con extraños es la base para desarrollar redes de contactos profesionales, una habilidad vital para el éxito en los negocios. Ahora, además hablo con extraños en las redes sociales que, bien empleadas, son una excelente fuente de nuevos y nutritivos contactos [ ¡Te cuento más aquí! ]
Aunque no soy tan extrovertida como Nancy, porque la alumna aún no supera la maestra. Las enseñanzas de mi madre y su impulso para que desarrollara montones de actividades extra curriculares me ayudaron a superar la timidez.
2. Ubicarse en el tiempo y en el espacio
En un proceso gradual de educación, una de las cosas en las que mamá se empeñó, fue a que aprendiera a ubicarme en la ciudad. Recuerdo de niña ir caminando un par de cuadras, desde la oficina hasta las clases de mecanografía -sí, me enseñaron eso y tecleo veloz en la computadora- para que aprendiera a moverme en el centro de mi Maracay natal. Era, claro, una ciudad bastante segura y podía hacerlo con total tranquilidad. Mientras papá, un militar retirado, me enseñaba los puntos cardinales y la hora militar, mamá se encargó de enseñarme la ciudad, los sentidos de las calles y el tiempo que me tomaría desplazarme de un lugar a otro. ¡Antes de Google Maps, mi mamá era mi GPS!
El saber cómo aprenderme una ciudad resultó determinante en mi vida como joven universitaria al irme a estudiar en la vecina Valencia, donde aprendí a moverme con fluidez y luego, como profesional he trabajado en distintas ciudades de Venezuela y en todas he aprendido a moverme con fluidez.
En tiempos en los que la gente depende del GPS (les confieso que mi GPS tiene hasta un apodo) es importantísimo mantener la capacidad de estar ubicados en el tiempo y en el espacio, si vas a emigrar esto también te va a resultar vital porque es necesario aprender muy rápido dónde te queda todo en tu nueva ciudad.
3. Organizar el flujo del trabajo y cumplir con fechas límite
Ser organizado para trabajar es imprescindible para el éxito y en profesiones donde perder una fecha límite resulta en perder dinero, ser multado o quedar confeso en un litigio sin duda hay que saber manejar fechas límites. En Nayma Consultores te hemos contado antes sobre la importancia de planificarse [ ¡clic aquí! ] y hasta te hemos dado nuestros calendarios donde marcamos todas las fechas importantes para las empresas [ ¡están aquí! ] eso viene de casa.
A diferencia de otras madres, Nancy no hacía conmigo la tarea y tampoco vivía detrás de mí recordándome que tenía deberes por hacer. Ella revisaba la tarea que había hecho y me aclaraba las dudas. La tarea era mi responsabilidad y yo lo sabía. También sabía que las consecuencias de no hacer tarea era tener malas notas y nunca me gustó tener malas notas.
Recuerdo claramente que lo único que hacía mamá por mí era escribir las letras de las láminas de rotafolio para las exposiciones en el colegio. Mi letra de niña no era prolija -ahora sí lo es y también es gracias a Mamá- y yo quería mis láminas preciosas, así que hacía los borradores de las láminas y mamá me los escribía bonito a lápiz, luego me tocaba a mí pasar el marcador sobre ese lápiz. Un día llegó Mamá con unas plantillas de letras, me las enseñó a usar y, hasta ese día Nancy hizo las láminas de las exposiciones.
Al día de hoy estas herramientas las aplico todos los días, planifico mi trabajo, pido ayuda cuando no sé hacer algo, aprendo a usar nuevas herramientas y desarrollo mis proyectos con responsabilidad.
4. Contribuir con la casa
Me encanta decir que trabajo desde los 15 años, porque es verdad y además mucho tiempo trabajé con mamá. Era la «office girl» de la oficina en mientras estaba en el bachillerato y en la Universidad fui haciendo cada vez trabajos más importantes. En mi caso, contribuir con la casa era ayudar en la oficina y también ayudar a que mi casa funcionara. Así aprendí a hacer compras, a ir al mercado, pagar servicios y todas esas cosas importantes que hacen que una casa funcione. Esto es vital para ser un adulto independiente y funcional, saber que las casa no funciona sola.
5. Manejar problemas interpersonales
En toda historia de princesas hay una bruja, pero en mi historia había dos, mi madrastra y mi maestra de ballet. A ambas tenía que soportarlas, una porque era la mujer que había elegido mi padre para hacer su vida y a la del ballet porque por prescripción médica debía tomar estas clases para mejorar la postura y mis pies planos. No había de otra que aprender a manejar mi relación con estas dos señoras, a quienes estoy agradecida por que su presencia en mi vida me mostró que el mundo no es color de rosa y que no le vamos a caer bien a todo el mundo.
Mamá me enseñó a poner límites, a no dejar que pasaran por encima de mí, a saber cuándo un problema podía arreglarlo por mí misma y cuándo requería intervención de mamá o papá. En el caso de la maestra de ballet recuerdo una tarde donde golpeó a una de mis amigas con una pandereta y dije ¡hasta aquí! Reclamé con fuerza y educación a la profesora, fui con mi amiga a la dirección -sí como una pequeña abogada- y hablé con mis padres. Al final el médico me dió el alta, tenía los pies perfectos y me cambiaron a hacer deportes.
En mi vida como profesional he aplicado mucho este aprendizaje, saber que mis valores dictan los límites, hacer valer mis derechos con elegancia y definitivamente no soportar malas actitudes ni malos tratos de nadie [ Aquí te cuento una experiencia de cómo lidiar con compañeros de equipo abusadores ]. A la profesora de ballet hoy, cuándo la veo la saludo con cariño ¡Fue una gran maestra de la vida!
6. Unas veces se gana y otras se aprende
La noción de pérdida es algo que no me instalaron en casa, porque de cada experiencia adversa me invitaban a buscar el aprendizaje. Es bueno celebrar cuando las cosas nos salen bien y disfrutarlo y, aún más importante, tomar las lecciones de las caídas, los fallos y las cosas que no salen bien. Esa resiliciencia vino de cada día con mi madre, que además me enseñó a contar mis bendiciones, ser agredecida, no quejarme y trabajar para cambiar lo que no me gusta. Es de esas lecciones de Mamá que aplico cada día, todos los días. Así puedo ir a un evento malísimo, pasar un chasco en el registro o ver algo que no me gusta y siempre busco qué aprendí, qué voy a hacer para superar ese obstáculo y cómo voy a trabajar para cambiar.
7. Ganar dinero y administrarlo
Esta fue la gran lección de mis padres, ganarme las cosas, saber que cuestan dinero y administrarlo. Mientras crecía tenía una mesada para mis gastos cotidianos, el cafetín, las copias, el pasaje para ir al liceo y alguna salida con amigos. ¿Y qué debía hacer si quería más dinero? ¡Ganármelo! A los 18 años no sólo era la «office girl» de la oficina de Nancy, también era la «office girl» de sus amigas porque iba al banco o pagaba los servicios, le hacía las suplencias a la secretaria de mi padrino en su consulta de odontología y había iniciado un negocio de venta de pasteles, me ganaba el dinero extra, ahorraba para mis cosas y así viví una adolescencia y juventud bastante próspera de tal modo que podía ir a conciertos, comprarme discos o zapatos espectaculares ¡con mi propio dinero!
Eso me hizo bastante independiente, consciente del valor de las cosas y aprendí a tener los ojos abiertos para las oportunidades. Todas eran tareas honestas y que me gustaba hacer, que resolvían problemas y por las que generaba mis propios ingresos. Esta es una lección de vida que, sin dudas, sigo aplicando y más en un país afectado por hiperinflación donde hay que diversificar las fuentes de ingresos, tener el ojo puesto sobre el flujo de efectivo y saber reinventarse una y otra vez.
8. Tomar riesgos
Renunciar a un trabajo, iniciar un negocio propio, irme a vivir a otro país, volver a mi país, estudiar una segunda carrera o lanzarme en parapente, son todos riesgos que he tomado. En unos me ha ido súper bien y en otros sólo he tenido aprendizajes.
Aprender a tomar riesgos es una gran lección que me dió mi madre. Siendo hija única podía terminar como una consentida sobreprotegida o como una consentida independiente. Tomar riesgos me hizo una consentida independiente jejeje. Para tomar riesgos es necesario tener confianza en tí mismo y en tu entorno, saber que tienes un lugar a dónde volver, dónde sanar para levantarte si el riesgo te sacudió hasta tus cimientos.
9. Disfrutar la vida
En medio de todo lo que nos pasó mientras crecía, la muerte de mi padre, negocios que salían bien y otros de aprendizaje, días oscuros para el país y días hermosos para nosotros, mi mamá me enseñó a disfrutar la vida. Los recuerdos de mi infancia están repletos de días de sol, del oleaje de las playas de Venezuela, del frío de sus páramos y el ajetreo de sus ciudades.
Una gran enseñanza de vida fue disfrutar cada instante, ser feliz con el cielo azul, agradecida con las bendiciones, con el cariño de los tíos y saber que para disfrutar no hace falta mucho, que podemos estar contentos tan solo cantando con los amigos y disfrutando de una limonada. Honrar la vida en cada respiración, tener alegría y mantener la sonrisa.
Escribimos este artículo en homenaje a las madres en su día, con la esperanza de que esta experiencia nutritiva te sirva para tu vida y que puedas aplicar estas 9 lecciones de vida para ser un profesional exitoso.
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Sobre la autora
Mariela Llovera es Abogado y Lcda. en Relaciones Industriales. Consultora en Gestión del Talento y Capacitación. Formada en Coaching y Docencia Universitaria en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Posee estudios avanzados de Mercadeo de Contenidos para Profesionales en Northwestern University y diplomado en Diseño de Tecnología Educativa en el Massachusetts Institute of Technology. Estudiosa del tema tributario y del derecho empresarial. Fundadora de Nayma Consultores.
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